Pensamiento
En la antigüedad a los que vencían se les concedía una
corona de laurel, símbolo del respeto y la admiración de sus conciudadanos. Era
tan grande el respeto para el vencedor, como grande el desprecio al vencido.
Así, una madre romana al darle el escudo a su hijo para que saliera a combatir
a los enemigos de su patria le dijo: "...vuelve con tu escudo ó sobre tu
escudo..." con lo que querrá decir: vuelve vencedor o vuelve muerto.
Los que conquistan la gloria no sólo merecen el respeto y la
admiración sino también el amor y la veneración de los que recibieron el fruto
de su sacrificio.
Tal es el caso del viejo del luchador, el inmortal Alfaro
que dio su vida por darnos Patria. Seguros estamos que ella se enorgullece de
su hijo.
El ferrocarril transandino, la separación de la iglesia y el
Estado, la enseñanza laica, las diferencias con sus propios con militares y el
continuismo de la revolución liberal. Todo cuanto llevó a cabo a cabo en la
vida nacional, lo hizo con lucha tenaz y heroica. Su ejemplo, consejo y
decisión, atributos indispensables en el militar lo convierte en un líder de la
guerra. Por siempre dio su felicidad por ver la semilla del pensamiento
liberal.
Saltemos la grieta que el devenir del tiempo nos ha ido
heredando, grieta acrecentada por el hambre, la miseria, la desnutrición, el
desempleo y por qué no decir la indisciplina, la deslealtad y el deshonor.
Docenas de madres, al caminar por las calles de mi país,
llevan en su corazón la soledad y en sus brazos el fruto del engaño. Ciento de
niños, privados de su educación, sin conocer la saciedad porque no tienen una
pieza de pan para comer, o quizás una medicina para su enfermedad, se consumen
día a día en los cinturones de miseria de nuestras ciudades.
Si estos niños son el presente, ¿Dónde estarán los hombres
del futuro?, ¿dónde estarán los hombres que llevarán de la mano los destinos
del país?
Hoy las Fuerzas Armadas nos alimentamos con la valentía que
pusístes Viejo Luchador derribando paso a paso el obstáculo de los Andes
transformando la idea del ferrocarril andino en un hecho tangible.
Nos amparamos en los conocimientos que fueron legados al
instituir la educación laica.
Conscientes estamos que mucho faltó por hacer por el
Caudillo de Caudillos. Malditos los instigadores y ejecutores políticos del
Reformador Social de mayores realizaciones que haya producido el país.
Ahora una perspectiva de casi un siglo nos permite conocer,
ya, la doctrina perenne.
Predicamos y ejercemos su evangelio. Gracias a su visión
futurista, los militares del país somos hombres preparados para la paz, porque
caminamos tomados de la mano al desarrollo en todo nivel y, fundamentalmente,
somos hombres preparados para la guerra porque nunca más permitiremos que se
robe por parcelas: la tierra, el mar o el espacio aéreo, recibido de nuestros
padres.
Bibliografía:
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