martes, 14 de mayo de 2013

La Hoguera Barbara

La Hoguera Barbara


El Ecuador en sus inicios como república, se encontraba gobernada por personas que no entendían, el significado de ser mandatario, distorsionaban la idea de dirigir a un pueblo, y daban mal uso, a la soberanía entregada por sus gobernados para la aplicación de un verdadero contrato social. 
Eloy Alfaro, perteneciente a una clase media baja, comienza a mirar la vida y su atroz realidad, cuando su país, era mandado por un general, que poco nada tenía que ver con la Patria, ante el descuido por una educación digna, por parte del Estado, Alfaro, no se encontraba instruido en su totalidad, pero el ánimo de mirar una libertad, fuera de las opresiones y las dictaduras, fue lo que le impulsó, a luchar sin tregua, pese a sus derrotas él no se dejó vencer, reafirmó sólidas amistades, quienes, fielmente brindaron su apoyo, hasta el final de sus días.
Eloy Alfaro, personaje que marcó una historia, dejando extraordinarios legados, para revolucionarios, que aspiran un presente y futuro mejor, hablemos que se trata de un breve manual, que inspira a no abandonar los sueños que tenemos, sino que por el contrario, hagamos realidad, todas y cada una de las metas que nos planteamos, no quedándonos estáticos, sino mirando que podemos marcar la diferencia.
En medio de una nación, gobernada por personas  tiranas, sometiendo al pueblo a drásticas leyes, que beneficiaban solo a los ricos y acaudalados, Alfaro, se une al grupo de los masones, más conocidos en esa época, como las personas sedientas de liberad, quienes buscaban, una revolución, a la cual se pudiesen unir personas, que den a conocer su voz, que no apaguen su luz ante las adversidades presentes por los gobernantes.
Con esta ideología, Alfaro, pretende de cierta forma, mostrar su rechazo ante el gobierno presente, alentando  a la juventud, a conformar un grupo de revolucionarios que extingan las dictaduras impuestas por el Estado, a través de sus gobernantes, las mismas que debían ser afrontadas; Alfaro, no se alejaba de la idea, que como pueblo, debía obedecer a su mandatario, el fin de aquello era que se tome en cuenta, la libertad de expresión, conseguir el diálogo directo con sus autoridades, y que no se impongan leyes que, lo único que lograban, era engendrar cierto grado de temor, y que ante esa situación los ciudadanos, preferían doblegarse, callar su boca, y permanecer sumidos a la dictadura.
Recordemos que durante el gobierno de Gabriel García Moreno, el Ecuador se encontró sumido, en un ambiente fúnebre, ya que el extremismo por el amor a la Religión Católica, fue lo que encegueció, a este personaje, que en un principio, se mostró, con un cambio efímero, sin olvidarnos que de igual forma la preocupación por la educación, por la realización de obras públicas, en beneficio de sus ciudadanos, es un hecho, de acreditación para este mandatario; pero con el extremismo de la creación de su “Carta Negra”, en la cual  quien profesara una ideología religiosa distinta a la impuesta, por el mandatario, seria víctima de serios castigos; existían fusilamientos por doquier, para quienes se mostraban contrarios a la forma de gobierno; una razón, más para impulsar a nuestro Luchador; para que de cierta forma conspirara, en contra del Estado, y su Gobernante, pero una vez más, la falta de organización, trajo consigo, que aquel plan, supuestamente calculado de manera minuciosa, se viniera abajo, siendo desterrado; y, desde el país de asilo, junto con Montalvo, mostrasen la inconformidad, del gobierno, y, con la publicación de panfletos, mostraban la dura realidad que travesaba el país; poco tiempo después de su segundo periodo presidencial, García Moreno, fuese asesinado, por dos jóvenes impulsivos, que solo actuaron, y no pensaron, en el después.
 Tan sabias son las palabras, que, René Descartes, gran filósofo contemporáneo, nos dice, “pienso, luego existo”; eso es exactamente el gran problema, que la humanidad, afronta con el pasar de sus días, primero existe y luego piensa, el punto es, que, la mayoría, de las personas, son impulsivas, se dejan llevar por el momento, y la adrenalina negativa que atraviesa sus venas, es la que les lleva a que en lo posterior se reflejen los grandes fracasos; por no pensar, antes de actuar.      
No con esto quiero trasmitir, que si hubiese existido un plan con una estrategia, genialmente calculada, la muerte de García Moreno, se quedaría sin cabos sueltos; puesto que el privar de la vida, a un ser humano, es un hecho macabro, que solo quienes no sienten amor propio, con esa frialdad característica, sin contemplación, puedan ver morir a un hombre.
Es tan impresionante, mirar como la supuesta “liberación“, de un gobierno, o mejor dicho del hombre que gobernaba, acarree consigo, una dictadura posterior, que una vez más, es la protagonista, de una historia de dolor y desesperación, para quienes en esa época, tuvieron que vivir, la desgracia de ser una nación soberana.
Desde su destierro, Alfaro,  intentaba que su retorno al Ecuador, con una nueva estrategia, para la abolición de las leyes y la caída póstuma de su dictador, Ignacio de Veintimilla, traiga como consecuencia, una vez más, el tan anhelado, sueño de libertad; pero en sí qué es lo que buscaba, Eloy Alfaro, con la “Libertad”, mirándolo desde la perspectiva de una nación sin ataduras, es un sueño utópico, que hasta los tiempos post modernos que estamos atravesando, no se ha logrado obtener, será que la Libertad, no existe o jamás existió, porque existe un principio que dice “tu derecho termina, cuando el derecho del otro comienza”, es acaso que el ser libre, me faculta, a expresarme en cuanta forma me sea posible?, pues no, ahora entendemos, que dicha libertad no existe, la libertad, es simplemente un ideal limitado, en esencia, no somos libres en materialidad, quizá, lo seamos en nuestros pensamientos.    
En varias ocasiones, Alfaro, intentó derrocar la dictadura de Veintimilla, pero en sus múltiples intentos, lo único que lograba, era la pérdida de su gente, presenciar escenarios macabros de masacre y destrucción, cuyo fin mediato  era ser detenido, y en mejor de los casos ser desterrado a países vecinos que acogían a los que por decir la verdad, buscar la libertad, sus bocas sean selladas, e intentaban que su sed de revolución se apague.
Juan Montalvo, amigo y aliado de Alfaro, en sus destierros, deleitaba, con sus obras a quienes les seguían; mostrando  con eso, que a pesar, de no encontrase dentro de su Patria, él, apoyaba a los revolucionarios, dando latigazos gramaticales, a quienes gobernaban con ignorancia; y digo ignorancia, no a manera de insulto, sino para entender, que el arte de gobernar, estaba siendo mal utilizado, por los que en ese entonces se creían “dueños del Ecuador”. Sólo quien entiende la frase “quien no vive para servir, no sirve para vivir”, puede entregar lo mejor de sí, para un cambio, puesto que un verdadero líder, guía a sus seguidores por el camino del bien; y con poder y autoridad, bien interpretados, logrará una Patria libre y soberana.
 Arduos esfuerzos, innumerables batallas, decenas de muertos, fue el precio que tuvo que pagar la Patria, para que, triunfante ante la noticia, que el gran dictador había sido derrotado, Alfaro, sea nombrado presidente del Ecuador; la conquista del liberalismo, estaba presente; aires de victoria, se respira en la Patria, tras años de lucha contra los malos gobiernos, Alfaro, brindaba, el beneficio de la duda, para quienes aun aspiraban, vivir en un pueblo, que crezca con el esfuerzo de sus gobernantes, que el contrato social, sea puesto en práctica, que esa soberanía, otorgada por el pueblo, sea respetada; y que ansiosa buscaba la alegría de decir, ¡pertenezco al Ecuador!.
La idea de libertad, que Bolívar y Sucre, plasmaron en la conquista de sus pueblos, y en la liberación de sus dictaduras, permitía que la esperanza nazca, en todos aquellos, que miraban, hacia el futuro, futuro prometedor que alentaba al apoyo de quienes fueron víctimas de atracos y abusos, por quienes eran los caudillos “perros”, de quienes cobardemente, imponían sus mandatos.
 Alfaro, tomó las riendas de un pueblo, que se encontraba en terapia intensiva“, los malos gobiernos, habían dejado al Ecuador, económicamente hablando, en un déficit total, la corrupción que emanaba, dentro de sus diversos funcionarios, era un cáncer que debía ser eliminado, ante este gran reto, Alfaro, se la jugó, por su Patria, luchó, por el bienestar de su pueblo, hizo realidad el gran sueño comercial, de la culminación para la implementación del ferrocarril, trajo consigo la unión interterritorial de los pueblos, abrió nuevas fronteras comerciales con el cacao; el más grande logro, que obtuvo, es la libertad de expresión y de culto, ideales por los que se había luchado tantos años; la separación total con la iglesia, permitió, que el clero, deje de inmiscuirse en asuntos, que como mandatario, solo a él le correspondían.
Aparentemente todo marchaba de maravilla, el Ecuador se había convertido, en una nación mucho más sólida y se podía decir que se encontraba con cimientos fuertes, para un futuro prometedor; pero el desacuerdo, que tanto la iglesia como los conservadores, mostraban ante el despojo total de sus funciones dentro del estado; hizo, que una vez más, la Patria  presencie, un hecho catastrófico.
Ante la oposición de la Iglesia y los conservadores, frente a los ideales del gobierno existente, la guarnición que se acercaba con pasos sigilosos, sin tregua y alevosamente, un grupo de conservadores y como representante de la iglesia, el Arzobispo de Quito, Federico González Suárez, arremetieron contra la vida de Eloy Alfaro, el Viejo Luchador, se encontraba en desventaja, su gente al igual que él, se mostraba indefensa,  y con un tiro, apagaron de a poco la vida del Viejo Luchador; así entre la multitud enardecida, con un ambiente fúnebre y macabro, con antorchas encendidas, vociferando el deseo de acabar con la vida de Alfaro, lo arrastraron hasta el parque El Ejido, siendo el ferrocarril, que él mismo lo culminó, su trasporte, para dar origen a una hoguera, que sin contemplación, cerró para siempre sus  ojos…      

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